Rancho Las Voces: Arte Público / Portugal: Fachadas abandonadas, lienzos para el arte urbano de Lisboa
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viernes, enero 04, 2013

Arte Público / Portugal: Fachadas abandonadas, lienzos para el arte urbano de Lisboa

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El arte urbano se dirige y se cuela en la vida cotidiana de los barrios lisboetas, en sus asociaciones y fiestas. (Foto: Susana Irles)

C iudad Juárez, Chihuahua. 4 de enero de 2013. (RanchoNEWS).- Entre carteles de bancos y logotipos de grandes marcas, una silueta negra avanza por pleno centro de la capital de Portugal. A su derecha, un rey gris, sin mirada, de traje y corbata, y corona con logos de petroleras como diamantes, chupa un planeta tierra. A pocos metros, un verdoso y amarillento lagarto se retuerce en plena jungla urbana. Es un arte que no cabe en los museos, se despliega en las calles de Lisboa en fachadas de miles de edificios abandonados. Una nota de Susana Irles para El Universal:

Ya sea metáfora, poesía, crítica política o simple espectáculo visual, el caminante no puede sino admirar los murales y obras urbanas que van tapizando las fachadas, por ejemplo, de los edificios centrales de la Avenida Fontes Perelo, en el centro financiero de Lisboa.

Aquí los gigantescos graffitis -escenario de un video de Shakira- son el punto de partida de una ruta que el Ayuntamiento de Lisboa, en colaboración con una marca de coches, organiza sobre el arte urbano de la capital lusa.

Son también el mayor escaparate de varias décadas de trabajo durante las que Lisboa se ha proclamado como una de las capitales europeas de referencia del arte urbano.

Galerías especializadas han ofrecido muestras y festivales como Crono, que han atraído a grandes nombres del globalizado y underground mundo del arte urbano, y de los barrios obreros de las afueras han surgido artistas como Alexandre Farto, conocido como «Vhils» y por sus rostros de ciudadanos anónimos esculpidos en fachadas.

Sin límites ni categorías, espontáneas y efímeras, todo tipo de obras han ido colándose en las esquinas y rincones de la capital: los clásicos tags –frases o firmar en spray–, obras más metafóricas, simples telas que se enganchan al tronco de un árbol –la última moda– o instalaciones chocantes, como un payaso de Mac Donald’s crucificado en un huerto urbano.

Alianza por el arte

La chispa de este boom del arte urbano en Lisboa se encendió en una guerra entre graffiteros y autoridades, explica el equipo de la Galería de Arte Urbana (GAU), una de las primeras entidades públicas en gestionar de manera integral el arte urbano de una ciudad.

En los años 90, el Ayuntamiento lisboeta se propuso revitalizar el Barrio Alto, céntrico distrito histórico de la capital. Un deterioro progresivo de la ciudad dejó sus callejuelas empedradas despobladas a merced de la delincuencia, mientras las fachadas de los edificios envejecían y caían plagadas de graffitis.

Para intentar atraer el turismo y revitalizarlo, el Ayuntamiento empezó a invertir en mobiliario urbano y seguridad, y decidió combatir el graffiti con multas y limpieza.

La batalla se libró, pero tras años de fracaso un grupo de gestores pensó en una solución: aliarse con los jóvenes graffiteros.

«Les dijimos: vamos a respetar el arte urbano. Primero fuimos a las escuelas, luego les plantamos paneles en las calles, les regalamos las pinturas... Pero no fue fácil. Para ellos éramos los malos», señala Jorge Ramos, director de GAU.

«La relación de confianza y el diálogo entre ambos mundos fue fluyendo y ofreció resultados», dice José Carvalho, graffitero. «Los graffiteros primero desconfiaban pero luego se dieron cuenta de que respetaban su trabajo», explica.

A sus 30 años, ha colaborado como guía en GAU para mostrar el catálogo de obras de arte urbano esparcidas por Lisboa y ha expuesto algunas de sus obras en la Calzada de Gloria, donde cada dos semanas se exponen nuevos graffitis.

¿Arte o maquillaje urbano?

Del diálogo con los artistas surgieron nuevas perspectivas. «El artista urbano se dedica a reconquistar los espacios robados, invadidos por la publicidad, sobre todo desde los años 80. Es un arte de reacción, para reivindicar que la ciudad es nuestra, de todos», explica Carvalho, en el inicio del tour.

«Queremos demostrar que Lisboa está viva, superar esa imagen de una ciudad vieja y decadente», dice Paulo Sales, también de GAU.

La ciudad arrastra graves problemas de urbanización, barrios consumidos por el narcotráfico, abandono de viviendas y carencia de servicios públicos. Esa regresión ha dejado un parque mobiliario y un patrimonio municipal en mal estado, que ha apartado de la ciudad a las familias y más jóvenes.

Los gestores municipales, sin embargo, se apresuran en matizar que el arte urbano no es una forma de corregir estas deficiencias.

Arte por y para el barrio

Más allá de las tendencias artísticas o la proyección internacional, el arte urbano se dirige y se cuela en la vida cotidiana de los barrios lisboetas, en sus asociaciones y fiestas.

Orgullosos de los resultados en este ámbito, el equipo de GAU muestran algunos proyectos.

El embellecimiento de equipamientos «feos», como armarios eléctricos del semáforo, papeleras, los camiones de basura o postes de electricidad, es una de los más llamativos, sobre todo el proyecto «Reciclar la mirada», sobre los contenedores de reciclaje de vidrio.

Los habitantes propusieron diseños para darles una nueva identidad más familiar, humorística o artística. También los gestores han inventado formas de democratización y dinamización de los barrios a través del arte. Para ello escuchan las propuestas de las asociaciones locales.

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