Rancho Las Voces: Poesía / Lilvia Soto: «y todos los tzotziles de la tierra...»
La inteligencia de Irene visita México / La Quincena

martes, abril 16, 2013

Poesía / Lilvia Soto: «y todos los tzotziles de la tierra...»

I

De mañana, la comunidad reza.
Piden justicia. Piden respeto.
Y las balas son su respuesta.
Y las balas expansivas y los machetes son su respuesta.

De hinojos está el pueblo cuando suenan los tiros.
Con sus machetes los hieren, con sus rifles los matan,
con sus metralletas los masacran.

A tajos abren a una mujer, del vientre le arranca a su hijo.
Una bala expansiva destroza el cráneo de un niño.
Al lodo, dispersos, caen sus sesos.
A machetes matan a Susana,
roban sus enaguas blancas y su hermoso huipil.
Por el lodo arrastran su cinturón bordado de rojo.

Descalzos, empapados, resbalando en el lodo de sangre
los tzotziles huyen por el monte.
El hedor de la sangre llena la barranca.
Las entrañas abandonadas en el lodo alimentan a las moscas.

El llanto de los Tzotziles suena todo el día.
Alrededor de la tierra se oye su lamentación por los muertos.
En la barranca anochecen los helechos
salpicados de coágulos y de lágrimas de luna.

Mariano llora a su mujer y reparte crisantemos blancos.
En terreno sagrado reúnen a sus muertos.
Mariano llora a sus tres hijas y reparte crisantemos blancos.
En terreno sagrado los entierran,
en cuarenta y cinco ataúdes cubiertos de moscas y de sangre.

Mariano, con su único hijo, llora a su mujer.
Llora a su mujer y a sus tres hijas y reparte crisantemos blancos.
En dos fosas comunitarias los entierran,
en cuarenta y cinco ataúdes cubiertos de moscas y de crisantemos blancos.

El llanto de los tzotziles suena toda la noche.
Alrededor de la tierra se oye la lamentación por sus muertos.

En la barranca amanecen los helechos
salpicados de coágulos y de lágrimas de luna.


II

Los choles, los zoques, los chamulas,
los tojolabales, los tzeltales:
los indígenas de Chiapas
lloran a sus tzotziles.

Los toltecas, los mixtecos, los nahuas, los huicholes,
los zapotecas, los yaquis, los mayas, los rarámuris:
los indígenas de México
lloran a sus tzotziles.

Los taínos, los mapuches, los araucanos,
los nazcas, los aymarás, los incas, los guaranís:
los indígenas de Latinoamérica
lloran a sus tzotziles.

Los cheyennes, los pueblos, los hopis, los inuits,
los pimas, los navajos, los cherokees, los apaches:
los indígenas de América
lloran a sus tzotziles.

Los indígenas de Quebec, Los Ángeles, Roma, Coímbra,
Tokio, Bagdad, Moscú, Atenas, Sevilla y Perth:
los indígenas de todos los pueblos de la tierra
lloran a sus tzotziles.

Los indígenas piel roja, los piel amarilla, los piel negra,
los piel blanca,
los indígenas de los maizales, los ríos, las montañas,
los desiertos y los mares:
los indígenas de todos los rincones de la tierra
lloramos a nuestros tzotziles.

Y aún hoy
en la barranca de Acteal
anochecen los helechos salpicados de coágulos
y de lágrimas de luna.

Acteal, San Pedro de Chenalhó, 22 de diciembre de 1997

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