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jueves, julio 31, 2014

Literatura / México: Antoine Saint-Exupéry sobrevuela la eternidad

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Recientemente se publicó El Principito en otomí, la edición estuvo a cargo de Raymundo Isidro Alavez. (Ilustración: Moises Butze)

C iudad Juárez, Chihuahua. 31 de julio de 2014. (RanchoNEWS).- A 70 años de la muerte de Antoine Saint-Exupéry aún quedan muchas interrogantes acerca de su desaparición, pero quizá una de las principales radica en cómo una obra, como El Principito, que pareciera estar dirigida a los niños, ha logrado consolidarse entre los lectores de diferentes edades desde su publicación, en 1943, un año antes de la muerte de su autor. Una nota de Jesús Alejo Santiago para Milenio:

Y es que al final resulta bastante difícil disociar al escritor y a la obra, como también sería muy complejo distinguir entre sus historias literarias y su propia vida.

Al llegar a las siete décadas de su partida, la vigencia de su obra podría explicarse con la reciente publicación de El Principito al otomí, una edición a cargo de Raymundo Isidro Alavez, profesor del Centro de Idiomas de la FES-Acatlán, pero también en las palabras del escritor y filósofo Leonardo da Jandra, quien está convencido de que una de las grandes aportaciones de Saint-Exupéry fue hacer fácil algo muy difícil.

«Lo más difícil para un intelectual es hacer lo difícil, fácil, y ese fue el caso de Saint-Exupéry, quien logró llegarle a mucha gente; para mí sería muy difícil tratar de sacarle a mi cerebro la posibilidad de hacer eso, al nivel de una obra que pueda leer un niño de 12 años, un adolescente de 16 y un adulto mayor. Ese es un mérito extraordinario y una de las características fundamentales para que una obra sea clásica».

Desde la perspectiva de Federico Ponce de León, editor de Literatura Infantil y Juvenil de SM Ediciones, una de sus grandes aportaciones fue escribir un libro que, a 71 años de su publicación, ni siquiera quienes se dedican a la literatura infantil alcanzan a comprender y a dimensionar: es la primera obra de la época actual que pone a dialogar a niños y adultos en temas no solo literarios sino filosóficos.

«El autor no se puede disociar de su obra: la formación del escritor y sus vivencias en la guerra por supuesto que lo hacen una persona valiosa, pero lo que nos llega de él es, sobre todo, su obra: El Principito es lo que lo ha hecho un inmortal, con todo que tiene otros textos valiosos, y su vida per se vale mucho la pena».

Vigencia del autor

El aviador, Correo del sur, Tierra de hombres, Piloto de guerra… son algunos de los títulos que conforman la bibliografía de este piloto aviador, quien plasmó gran parte de sus experiencias en esos libros; incluso, en El Principito se alcanzan a reflejar los accidentes y las visiones que llegó a tener producto de sus viajes.

«No era un autor que persiguiera ser una figura de la literatura infantil», recuerda Cecilia Barragán, coordinadora de contenidos de Alfaguara Infantil y Juvenil: «Tenía otros escritos, dedicados a un público mayor, pero El Principito ha inspirado a muchas generaciones, en distintos países».

A lo anterior habría que sumar los enigmas en cuanto a su persona, a su profesión como piloto, de qué manera murió derribado, cómo se encontraron algunos de sus restos… «Hay tantos aspectos de su vida personal que lo convierten en un autor muy enigmático», pero sin duda sobrevive porque logró plasmar «perfectamente el encuentro de un adulto con un niño, y la maravilla de esta visión que a los niños aún sorprende».

Más allá de sus otras obras, incluso de su propia vida, lo que le dio un nombre para trascender fue esa novela, un verdadero hallazgo, en palabras del escritor Antonio Malpica, porque la escribió casi de una sentada, sin grandes pretensiones, «poblándola de símbolos que no son tan fáciles de descifrar, pero que te llenan de ternura desde las primeras líneas».

«Lo que más aprecio de Saint-Exupéry es que recuperó para las letras una visión muy certera de la nostalgia de la niñez. Y la verdad es que su nombre está entre nosotros gracias a esa obra». Para bien o para mal, esa es parte fundamental en la historia de Antoine Saint-Exupéry.

Una novela sin tiempo

A pesar de que hace décadas se publicó, en la actualidad adultos y niños pueden leer El Principito y encontrarle dimensiones éticas de las relaciones entre los seres humanos, como el amor y la amistad, asegura el editor Federico Ponce de León.

«Parece una historia muy simple, pero en realidad aborda los asuntos más profundos que un niño y un adulto se pueden plantear: cómo te relacionas con la gente, desde el amor o la amistad, y eso no va a perder vigencia nunca».

Más allá de que a su vida se le podría dedicar una novela, asegura Cecilia Barragán, editora de Alfaguara Infantil y Juvenil, Saint-Exupéry ofreció a un niño que parecía de otra galaxia, pero nos recuerda a cualquier persona que intenta comunicarse con un niño y «se llena con las maravillas de sus primeras observaciones, de su encuentro con el mundo de los adultos».

El Principito se ha traducido a más de 250 lenguas, con ventas por 140 millones de ejemplares en todo el mundo.


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