Rancho Las Voces: Danza / Entrevista a Joaquín de Luz
La inteligencia de Irene visita México / La Quincena

martes, agosto 05, 2014

Danza / Entrevista a Joaquín de Luz

.
Estrella del New York City Ballet desde hace más de diez años, el bailarín español ofrece una única gala en El Escorial. (Foto: Sergio de Luz)

C iudad Juárez, Chihuahua. 5 de agosto de 2014. (RanchoNEWS).- Es el único español de la Historia que lleva más de una década como primer bailarín del New York City Ballet (NYCB), compañía que atesora el legado de Georges Balanchine y Jerome Robbins, dos de los grandes coreógrafos del siglo XX. También, y como Mikhail Baryshnikov, es de los únicos en haber sido primera figura tanto del NYCB como del American Ballet Theater. Una entrevista de Cristina Marinero para El Mundo:

Componente de la sensacional generación que surgió en los ochenta de la escuela de Víctor Ullate, integrada por Tamara Rojo, Ángel Corella, Igor Yebra y Lucía Lacarra, entre otros, Joaquín de Luz (Madrid, 1976) es quizás el menos conocido en España de esta quinta del buitre de la danza.

El bailarín vuelve a España como protagonista de una gala junto a primeros bailarines del NYCB. Será hoy en el Auditorio de San Lorenzo de El Escorial, seis años después de su última actuación en Madrid.

Antes, ha bailado en Menorca y en Roma, donde ha participado en el homenaje por el 20º aniversario de la muerte de Rudolf Nureyev, vestido con el traje del divo para La Sylphide, ballet que estrenará, por primera vez, en enero. Será en la versión que el director del NYCB, Peter Martins, monte para la compañía cuya sede en Lincoln Center, el David H. Koch Theater, lleva el nombre del empresario que donó 100 millones de dólares para arreglarlo.

En la gala ofrece algunas de las joyas coreográficas de Balanchine y Robbins.

Sí. Apollo es un gran clásico, con música de Stravinsky, un plato fuerte para empezar. De ahí vamos a un paso a dos mucho más alegre, Tarantella, muy italiano, y a Other Dances, dúo sobre música de Chopin, creado por Robbins para Baryshnikov y Makarova. Terminamos con Who Cares?, con música de Gershwin, muy americano.

¿Por qué no actúan también en otras ciudades?

Había varias interesadas y cancelaron. Me encanta venir a España, pero tristemente hay poco interés por la danza. Se prefiere un ballet ruso malo durante un mes en la Gran Vía. Pero estoy muy agradecido de, al menos, ofrecer esta gala.

En septiembre inician temporada del NYCB, ¿preparan muchos estrenos?

Cada año se programan más de 30 ballets. Es una ciudad donde todo pasa rápido, hay que ofrecer calidad y variedad al público para que llenen noche tras noche. 

Sin embargo, la Metropolitan Opera House está viviendo un momento muy difícil.

Creo que, desde que entró el nuevo manager, la gente está un poco desencantada. Porque, cuando se va al Met, se quieren ver óperas como La traviata de Zefirelli, montajes tradicionales. Hay que hacer nuevas producciones, pero sin quitar los clásicos.

En el NYCB, Peter Martins sí mantiene el compromiso con su tradición.

Es la identidad de la compañía. Aunque se hagan nuevas coreografías, no se puede borrar la obra de Balanchine y Robbins, sería un suicidio.

Hablando de sus inicios con Ullate, su generación fue única, ¿cómo lo recuerda?

Fue una época estupenda, todos siguen haciendo cosas importantes en el mundo de la danza y creo que Víctor fue el catalizador de todo, un gran maestro. Fuimos afortunados de estar en esa clase magnífica.

 No ha vuelto a suceder...

Es que hay épocas especiales. Ha pasado en el Bolshoi, en el Ballet de Cuba o en la Ópera de París. Me enorgullece mucho cuando triunfan mis compañeros.

Ángel Corella, ahora director del Ballet de Pennsylvania, intentó impulsar una compañía en España ¿Pensó alguna vez en algo parecido?

La verdad es que no. Me encantaría venir si me ofrecieran algo como director, pero en este país no se puede empezar la casa por el tejado. Hay que crear afición, empezar despacito. De momento, estoy contento con poder mostrar lo que bailamos en Nueva York.

¿Y ha tenido contacto con José Carlos Martínez -en 2009, los dos recibieron el Premio Benois de la Danza- para bailar con la Compañía Nacional?

Nos llevamos muy bien y está haciendo lo que puede con lo que le ha tocado vivir. Estaría encantado de colaborar con él. Porque aún no he bailado en el Teatro Real, con eso lo digo todo...

Pues habrá que remediarlo enseguida...

Sería estupendo. Aunque parece que uno no es profeta en su tierra. Aquí pocos saben quién soy.

Pero en Nueva York, sí ¿Qué supone ser figura del NYCB?

Un gran reconocimiento, la gente te para por la calle a felicitarte, es muy bonito. Pero también es una gran responsabilidad. He trabajado mucho y creo que lo merezco, pero cada día sigo dando gracias a Dios por ello.

¿Seguirá allí hasta el final?

Sí. Peter no piensa que esté cerca, ni mucho menos, mi retirada. Pero sé que no voy a poder bailar siempre y disfruto cada día a tope.

Tiene 38 años, por lo que, al menos, le quedan cinco o seis más...

Veremos lo que dice el body.

Y, ¿dónde se ve en el futuro?

En la enseñanza y la dirección. Quiero transmitir mi experiencia a los nuevos bailarines.

Ya ha empezado a planificarlo, ¿no? Estudia un grado universitario.

Sí, una asignatura cada semestre, despacio. Me gustaría aprender más sobre la parte administrativa. Siempre hay un patronato al que justificar el tema económico y suele ser el problema de muchos directores de ballets, que no saben manejarlo.

Desde aquí, envidiamos cómo los millonarios donan en EEUU tanto dinero a la danza...

El Gobierno da muy buenos beneficios fiscales a los mecenas de las artes. Así, las compañías pueden existir. La educación y la cultura son primordiales para un país, es muy triste que en España se recorte tanto y no se apoye el mecenazgo.

Antes que bailarín, ¿es verdad que iba para torero?

Sí, mi abuelo era un gran aficionado y en mi familia lo somos. Estuve una temporada en la escuela taurina.

¿Y le han influido los movimientos del toreo en su forma de bailar?

Sí, seguro que sí. Pero el ballet es menos peligroso. Bueno (y su voz se torna pícara), algunas bailarinas sí que pueden llegar a ser bastante peligrosas...



REGRESAR A LA REVISTA