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jueves, febrero 05, 2015

Noticias / México: Arrecian los desencuentros entre la familia y los amigos de Pitol

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Sergio Pitol, el 18 de julio de 2002, durante la conferencia Ser escritor y fabulador que dictó en la Casa Refugio Citlaltépetl, en la ciudad de México. El también traductor y diplomático permanece internado en un hospital en la capital veracruzana.  (Foto: José Carlo González)

C iudad Juárez, Chihuahua. 5 de febrero de 2015. (RanchoNEWS).- A raíz de la hospitalización en Xalapa, Veracruz, el pasado lunes del escritor Sergio Pitol (Puebla, 1933), debido a estallamiento de una úlcera gástrica, posiciones encontradas entre su familia, las personas que lo cuidan y funcionarios estatales han revelado a la opinión pública una polémica y delicada situación en el entorno del premio Cervantes 2005. Reportan desde Xalapa para La Jornada Eirinet Gómez y Mónica Mateos-Vega.

Por un lado, la familia decidió hacer pública su versión acerca del estado de vunerabilidad física, económica y jurídica en que se encuentra Pitol, así como las dificultades legales que enfrentan. Por el otro, los amigos escritores del autor de El mago de Viena llaman siniestros y canallas a los primos de Pitol por afirmar que padece de sus facultades mentales.

«Sergio ha perdido la lucidez», afirma su familia. En 2006 se le detectó una afasia primaria progresiva que le ha causado un deterioro múltiple en las funciones cognitivas y conductuales, aseguró en Xalapa, en entrevista con La Jornada, su primo Luis Demeneghi Colina.

Juicio de interdicción

Los Pitol Rodríguez y los Demeneghi Colina iniciaron en octubre de 2014 un juicio de interdicción para obtener la tutela del autor, pero la juez de primera instancia de lo familiar, María Concepción Andrade López, rechazó la petición y, en su lugar, nombró tutora provisional a la procuradora de la Defensa del Menor, del DIF estatal, Adelina Trujillo Landa.

Inconformes, los familiares presentaron una demanda de amparo ante una instancia federal. Acusan a la juez de un tendencioso actuar en beneficio del DIF estatal. Cuestionan que a pesar de que la ley privilegia a la familia de primero y hasta cuarto grados, les hayan negado el resguardo de Pitol.

Además, señalan al chofer del escritor; Guillermo Perdomo Mendoza, a Elizabeth Corral Peña, catedrática de la Universidad Veracruzana (UV), y a Rodolfo Mendoza, titular del Instituo Veracruzano de Cultura (Ivec), de integrar una camarilla en perjuicio de Pitol.

Ayer, al darse a conocer la versión de Demeneghi Colina, amigos de Pitol, entre ellos Luz del Amo, Margo Glantz y Phillipe Ollé-Laprune calificaron de siniestras y canallas las declaraciones que dio a La Jornada el primo del autor, a quien desmintieron.

La diplomática Luz del Amo, amiga desde hace seis décadas de Pitol y con quien estuvo en diciembre, aseguró que pudo hablar con él «con las pocas palabras que puede articular, por gestos, por ojos, porque me lleva de la mano a donde quiere decirme algo. Está perfectamente bien de sus facultades mentales. Lo conozco desde hace 60 años, no me puedo engañar.

«De la familia de Sergio, salvo a la abuela, no conocí a nadie y ella hace mucho que está muerta. Él tenía una relación muy cercana con el tío, el padre de todos estos canallas. Su tío tenía una predilección especial por Sergio, a quien él iba exclusivamente a ver cuando visitaba Córdoba. Al morir éste, Sergio se alejó. No sé si eso motivó el desquicie de esta familia, porque eso no me consta, pero algo cambió a partir de la muerte del tío. Nunca hubo un pleito. (La situación actual) se debe a lo que todo el mundo sabemos y que parece de telenovela: quieren apropiarse de todo lo que tiene Sergio.

«Pero mientras Sergio tenga todas sus facultades nadie tiene que meterse en sus cosas, tan simple como eso. Sergio no puede hablar y no es de ahora, ya lleva 15 años con este problema que con la edad se ha ido agudizando, pero de sus facultades mentales, de su cabeza, de sus recuerdos, de su sentido del humor, de la memoria infinita que tiene, que ninguno de nosotros tenemos tanta, todo le funciona de maravilla. Sigue siendo el Sergio de siempre. Hay que apoyarlo, es una persona querida, entrañable, admirable, aparte del gran escritor que es, universal, no mexicano».

La escritora Margo Glantz también aseguró que hace muy poco había conversado con Pitol: «Se dejó entender perfectamente. Si bien no habla como yo ahorita –que por cierto estoy muy enojada–, se le entiende perfectamente y tiene una memoria impresionante. Sus amigos de toda la vida sabemos, porque él nos lo ha dicho, que todo su legado se quedará en la Universidad Veracruzana. Lo que dice el primo es una mentira, se aprovecha de que Sergio está muy enfermo y de que en estos momentos se encuentra sedado. Es muy siniestro que en estás circunstancias declare lo que ha dicho a La Jornada.

«Los amigos de Sergio sabemos perfectamente cómo es la situación y conocemos de más de 30 años a sus amigos en Veracruz, a quienes han estado cerca de él, lo han ayudado siempre y que tienen toda mi confianza.»

Tras la herencia

Philippe Ollé-Laprune, promotor cultural, editor y fundador y director general de la Casa Refugio Citlaltépetl, dijo conocer al escritor desde hace 22 años: «Es miembro del consejo de Casa Refugio, tenemos una relación muy cercana. El chofer Guillermo es el más cercano a Pitol, un hombre que desde hace 20 años veo con Sergio, y es impecable. A Elizabeth Corral Peña (catedrática de la UV) la conozco también. Es intocable. Y de Rodolfo Mendoza (titular del Ivec) ni hablar, son personas que han querido a Sergio muchísimo.

«Sergio tiene un problema desde hace años oral, de lenguaje, no habla en público, pero no tiene problemas de cabeza. Eso lo aseguro: intercambiamos correos y las pocas veces que lo he visto, el último año, es un hombre siempre lúcido que sufre por su incapacidad. La juez se dio cuenta que Sergio es un hombre que tiene toda su cabeza.

«Lo que yo sé es que desde hace tiempo la familia está encima de la herencia. Que diga que es una camarilla que tiene secuestrado a Sergio es una mentira, no puedo aceptar eso. Sergio no está secuestrado por nadie, está con la gente que siempre lo ha apoyado, personas que lo quieren y lo cuidan. Me parece un poco siniestro que pasen cosas así. Todos sabemos que Sergio ya tiene muchos años, 81, que vengan esas personas a querer entrar me parece muy desagradable.»

Por su parte, el poeta Hugo Gutiérrez Vega consideró urgente aclarar la situación de Sergio Pitol, «hablar con la familia cercana, especialmente con su sobrino Luis y su sobrina Mari Carmen, para que nos digan, ¿por qué no han podido verlo?, ¿quién les impide acercarse a Sergio? y ¿cuál es la situación real de su enfermedad?

«Hablé por teléfono con Sergio hace aproximadamente un mes, pero no puede hablar debido a la afasia que padece, así que sólo le pregunto ¿cómo está?, y contesta con monosílabos. La última vez dijo: mal. Al preguntar la situación, ya no pudo decirme. Su chofer, Guillermo, me dijo: ya no puede hablar y colgamos el teléfono. Es muy difícil comunicarse con Sergio. Me dicen que está a cargo de la situación un señor Rodolfo Mendoza, director del Instituto de Cultura, pero yo me pregunto por qué no permiten que la familia lo vea».

(Con información de Alondra Flores y Reyes Martínez)

Asistencia y cuidado personal, recomienda neurólogo

Eirinet Gómez Corresponsal

Xalapa, Ver.

Sergio Pitol Demeneghi tuvo una salud física quebradiza desde la infancia. Muy pequeño contrajo un paludismo al que le llamaban malaria consultiva, que por mucho tiempo lo incapacitó para ir a la escuela primaria, y mermó su salud para siempre.

En 2006, después de varias estancias fuera del país, de la consolidación de su carrera como escritor y traductor y de tener una vida adulta con una salud estable, Pitol comenzó a presentar fallas en la expresión verbal. El diagnóstico fue afasia primaria progresiva no fluente y lo emitió Mario López Gómez, neurólogo con una especialidad en neurosiquiatría (cédulas profesional 2555862 y de especialidad 4255532).

El parte médico, elaborado el primero de septiembre de 2014, al que tuvo acceso La Jornada y que hace un recuento de la detección, síntomas y avance de la enfermedad, describe un padecimiento implacable con el escritor y traductor.

Sergio Pitol perdió, en 2009, la capacidad de enunciar «frases de más de cinco palabras conexas» y «la mayor parte del tiempo ni siquiera puede pronunciar una palabra adecuadamente».

En aquellos días, el premio Cervantes también presentaba palilalia, un trastorno del lenguaje que consiste en la repetición acelerada y cada vez más rápida de una palabra. Pitol solía repetir constantemente una misma palabra dicha por su interlocutor, unos minutos antes.

Para 2010, el autor de El viaje experimentó problemas de comprensión del lenguaje. Y en 2011 fallas graves de memoria y de reconocimiento de objetos. Los primeros meses de 2014 tuvo episodios confusionales (delirium): «Se quiere salir de su casa, piensa que está en otro lugar y se angustia».

Además, presentó «ideas delirantes relacionadas con la necesidad de traer mucho dinero para pagar deudas e ideas de pobreza delirantes.»

López Gómez, el médico neurólogo, habló de un deterioro múltiple en las funciones cognitivas y conductuales, y advirtió de los riesgos que éstos significaban para el escritor en su integridad física, jurídica y económica.

«Recomiendo manejo con asistencia y cuidado personal constante (cuidador con conocimiento de enfermería). Considero necesario que se tomen medidas legales para contrarrestar la vulnerabilidad jurídica que pueda tener en este estado actual, y considero pertinente que se hagan los procedimientos necesarios para determinar un custodio legal de bienes y dictaminar jurídicamente su estatus de discapacitado», planteó el doctor.

Huérfano de padre y madre antes de cumplir cinco años, Sergio se preocupó por conservar sus lazos afectivos con su tío materno Agustín Demeneghi Buganza, su tutor en la infancia, y con los hijos de éste, a quienes consideró hermanos.

«Sergio viajó mucho, pero nunca se distanció de nosotros», narró Demeneghi Colina, y muestra a La Jornada una carpeta color negra con 250 cartas que Sergio Pitol escribió a su familia durante sus viajes por el mundo.

Las misivas familiares datan de 1962 y están fechadas en diferentes ciudades, como Belgrado y Pekín. La mayoría escritas a mano, en letra cursiva, con lápiz o en lapicero azul. También, hay algunas a máquina. En ellas, Pitol deja constancia del cariño hacia la familia. Por ejemplo, a su tío Arturo Demeneghi, dice considerarlo como un padre. Y de su primo Luis Demeneghi, se dice «su hermano mayor.»

Dolor por la muerte de su abuela

De la correspondencia entre Pitol y su familia destaca un texto fechado en Pekín, en 1962, dirigido a Luis Demeneghi, quien estudiaba economía en la Universidad Nacional Autónoma de México. Pitol dice hablar en calidad «de hermano mayor tuyo que me siento» y le aconseja a su primo estudiar y «mantener tu libertad de criterio sobre todas las cosas».

En otra carta fechada en 1971, ante la noticia de la muerte de su abuela materna, Catalina Buganza, Pitol se dirige a ella cariñosamente como la nonita y expresa sus condolencias a su tío Agustín Demeneghi.

«Muy querido tío, hay momentos como este en que uno se da cuenta de que las palabras no sirven para nada, que no logran expresar la auténtica intensidad de los sentimientos. Desde hace un rato, estoy tratando de ponerte unas líneas para comunicarte el profundo dolor que he experimentado ante la comunicación de la muerte de la nonita, pero me siento aun tan amputado emocionalmente por la noticia, que apenas puedo reunir unas líneas».

Antes de las cartas, Luis Demeneghi mostró tres libros de Pitol: El arte de la fuga, El mago de Viena y Los mejores cuentos. En ellos se observan dedicatorias de puño y letra de Pitol, donde refrenda su cariño.

En el expediente médico del escritor y traductor, destaca una consulta médica efectuada el 21 de octubre de 2009. Ese día, el neurólogo López Gómez dibujó en una hoja una línea del tiempo sobre la enfermedad que padece el escritor.

Por un lado se puede ver estimaciones de años y posibles síntomas. Por otro, los cuidados médicos y jurídicos que tiene que realizar la familia, para garantizar condiciones óptimas de calidad de vida. En una parte de la hoja destaca la palabra juicio de interdicción, subrayada.

Luis Demeneghi relata que en esa consulta, el médico planteó un proceso degenerativo que tarde o temprano derivaría en la necesidad de que un integrante de su familia asumiera la tutela de Pitol.

En octubre de 2014, después de una consulta con médicos cubanos, que confirmaron que el marcado deterioro en la salud del escritor, las familias Pitol Rodríguez y Demeneghi Colina acordaron iniciar el juicio de interdicción.

El primo del escritor jamás imaginó que la juez de primera instancia de lo familiar, María Concepción Andrade López, le negaría la tutela. Y mucho menos que la favorecida sería Adelina Trujillo Landa, procuradora de la Defensa del Menor, del DIF estatal.

Para Luis Demeneghi es inconcebible que cuando hizo ver a la juez que Pitol necesitaría los cuidados de parte de enfermeros, haya nombrado a Nidia Vicent Ortega y Elizabeth Corral Peña, profesoras de literatura de la Universidad Veracruzana, como sus cuidadoras.

«La juez argumentó que Pitol me había rechazado como su tutor –claro, porque lo han envenenado en mi contra, le han dicho que me quiero quedar con su dinero–, y como no había ningún familiar más, cuando se desarrollaron las diligencias del juicio ni al momento de emitir el dictamen –versión que es falsa porque estaban ahí otros familiares de Sergio–, dejó a mi primo en manos de una camarilla.

«Desde entonces no tenemos contacto con él. No se nos permite verlo, y cuando alguno de mis sobrinos habla a su casa para saber de Sergio, se les niega la información», se queja Demeneghi.

Decisión con dolo

Los familiares aseguran que hubo dolo en la decisión de la juez Andrade López: «Creemos que hay intereses muy poderosos para alejar a Sergio de su familia y quedarse con su nombre, sus bienes, su patrimonio y sus derechos de autor.»

Con el premio Cervantes internado en el área de terapia intensiva, en el hospital Los Ángeles, debido al estallamiento de una úlcera gástrica, la familia se cuestiona: «¿Qué sigue para Sergio? Que se recupere, pasen 15 días y vuelva al hospital por descuido médico? Sergio está en el hospital porque no lo cuidan bien.»

En estos momento, la familia gestiona un amparo con la finalidad de revocar la tutela otorgada en favor de Adelina Trujillo. Se reconocen con derechos familiares para cuidarlo en este momento de su enfermedad, como herederos de sus derechos de autor. Y defienden la voluntad de Pitol, por entregar su biblioteca personal a la UV.

La evidencia fotográfica de la convivencia familiar entre Sergio Pitol y los Pitol Rodríguez y Demeneghi Colina está resguardada en la computadora de Laura Demeneghi, su sobrina. En una carpeta, decenas de fotografías muestran cómo departe el escritor con sus primos y sobrinos.

Destaca una imagen: Pitol abraza a su sobrina, a la altura de los hombros y reposa su cabeza sobre la de ella. Están sonrientes. Hay otra foto en la que Pitol y Laura están juntos, y atrás de ellos, sobresale una pintura que su sobrina le regaló en su cumpleaños 81.

«La que más me gusta es ésta, dice Laura y muestra la imagen de un Sergio Pitol que aplaude, mientras uno de los más pequeños de su familia rompe una piñata en Cholula, Puebla.

«Significa todo. El que él se haya desplazado hasta Cholula, Puebla, para estar aquí. Tener la disposición de ir a una fiesta infantil y aplaudir mientras los niños rompen la piñata. Es un Pitol como pocos lo hemos visto», dice Laura Demeneghi.

Era la niña de sus ojos

Respecto de su relación con el escritor, Laura Demeneghi recuerda: «No pasaba una semana sin que yo lo viera ¿Qué era yo para mi tío? Era la niña de sus ojos. Él y yo tenemos cosas en común, y ahora no puedo verlo.»

Para la familia Demeneghi Colina, el premio Cervantes está a merced de una camarilla que tiene interés en apoderarse del nombre del escritor y sus bienes. Identifican, inicialmente a su chofer Guillermo Perdomo Mendoza y a Elizabeth Corral Peña, como los principales interesados en aislarlo de su familia.

Pero advierten que hasta el titular del Ivec, Rodolfo Mendoza, tiene interés personal sobre el patrimonio de Pitol. Aseguran que se toma atribuciones que no le corresponden sobre la vida y obras del escritor.

«¿Por qué sale ante la prensa y habla de la enfermedad de mi tío cuando su familia ha guardado discreción? ¿Quién se cree él, que gestiona quién puede entrevistarse con mi tío?», se cuestiona la sobrina de Pitol, una joven pintora.

Junto a su hija Laura, Luis Demeneghi asegura que emprenderán una férrea defensa jurídica por tener la tutela del escritor y prestarle los cuidados médicos que requiere.

«Han dicho que la familia se quiere quedar con el dinero de Sergio, que nos queremos aprovechar de él, que la familia lo quiere dañar, etcétera. De saliva es muy fácil difamar a la gente. Yo quisiera una sola prueba de que me he querido quedar con el dinero de Sergio. Si estamos interesados en éste es porque es parte de nuestra familia», reitera Luis Demeneghi.



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